Octubre del 2007.
Victoria Francés tiene algo especial. Sus dibujos son capaces de transportarte a mundos oníricos y parajes mágicos, Herencia probablemente de la fascinación que sintió por los bosques gallegos donde pasó gran parte de su infancia o por el asombro vivido cuando recorrió los ambientes que dieron vida a famosas obras del género gótico, algo quedó claro en su primera obra ilustrada, Favole, un recuerdo a través de tres ciudades como Verona, Génova y Venecia.
Del delicado pulso de su mano sobre el papel podrán dar fe todos los visitantes de la exposición monográfica que se realizará en San Sebastián con motivo de la Semana. En ellos se puede apreciar el cuidado por el detalle, la precisión en la mezcla de técnicas y elementos artísticos persiguiendo un efecto concreto y, pese al pequeño tamaño del papel (un Din A4), nadie duda de encontrarse ante grandes piezas de arte, repletas de paraísos tristes y hermosos, pobladas por personajes que tanto podrían ser ángeles como demonios, que tratan de detener en un instante, sobre el trozo de papel, la belleza que palpita en lo desconocido.
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